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El avión se ha convertido en un medio de transporte muy habitual, y se encuentra ya uno en él con personas de todo tipo y edad.

Cuando los paneles o la megofonía avisan de que ha llegado el momento de embarcar, suelen producirse siempre aglomeraciones cuyas peores consecuencias recaen en personas de edad y en niños. Esto es absurdo desde el momento en que las plazas están contadas y los asientos reservados.

Compórtate, pues, como una persona civilizada. Una vez hayas tomado asiento, ahórrale a tu vecino la historia de tu vida, sobre todo si ves que se dispone a leer. Y si trabas conversación con alguien, evita que ésta recaiga sobre las más impresionantes catástrofes aéreas que recuerdes.

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