Entre los once y los veinte años se alcanza la madurez cognitiva.
Esto quiere decir que el joven puede pensar no sólo por lo que observa en una situación concreta, sino que es capaz de imaginar una amplia variedad de posibilidades, imaginarse hipótesis cuando surge un problema, considerar todos los aspectos de éste, y no sólo los más obvios.
Este tipo de pensamiento no siempre se alcanza, pues parece necesario cierto nivel de apoyo cultural y educativo. Hay personas que no llegan a desarrollarlo nunca.