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Ochún (o Oshun) simboliza la maternidad, los partos, el amor maternal, la familia, la patria, la casa, la cocina, las masas, las mujeres, los ríos, el sentimiento, la imaginación.

Se caracterizan sus hijos por ser maternales, hospitalarios, caritativos, compasivos, receptivos, ahorrativos, con una excelente memoria, imaginativos, sensibles, románticos, buenos anfitriones, generosos, solícitos, protectores, patrióticos y algo introvertidos.

oshun Son muy emotivos, susceptibles, hipersensibles a la crítica, caprichosos, variables, rencorosos, tímidos, fantasiosos, imaginativos, resentidos, lunáticos, perezosos, débiles, tacaños, celosos, con frecuencia sienten sentimiento de inferioridad y gustan de los manjares.

Ochún es la bella entre las bellas, es la dueña del amor, de la feminidad y del río. Es el símbolo de la coquetería, la gracia y la sexualidad femeninas. Mujer de Chango e íntima amiga de Elegguá, que la protege.

Siempre acompaña a Yemayá, vive en el río y asiste a las gestantes y parturientas. Se le representa como una mulata bella, simpática, buena bailadora, fiestera y eternamente alegre, con el persistente tintineo de sus campanillas. Es capaz de resolver tanto, como de provocar riñas entre orichas y los hombres.

Su color es el amarillo pero también se le atribuyen los coralinos y los verdes.

Su día es el Sábado y sus números son 5, 10, 15 y 25.

Es la más alegre, coqueta y disipada de todas, continuamente está en juerga, se pinta se mira en el espejo, se perfuma, es capaz de coquetear con todos.

Esta santa tiene diferentes caminos entre ellos:
Ochún Yeyé Moró o Yeyé Kari.
Ochún Kayode.
Ochún Miwá.
Ochún Yumú.
Ochún Sekesé.
Ochún Akuara o Ibú.
Ochún Fumiké.
Ochún Olodi.
Ochún Funké.

Oshun-orisha Ochún Edé.
Ochún Niwé.
Ochún Kolé-Kolé o Akalá-kalá.
Ochún Awé.

El receptáculo es una sopera multicolor, con predominio del amarillo, llena de agua de río y con cinco otáes|. Los otáes deben ser recogidos al amanecer, del fondo de un río y se guardan en tinajas de barro.

Sus atributos son: el abanico de sándalo o pluma de pavo real, pececillos, camarones, conchas, botecitos, espejos, joyas, corales marinos, sábanas, paños, bordados y todo objeto propio del tocador femenino, acheré, agogó, irukes y pañuelos.

Sus herramientas son: cinco manillas, cinco odané, una media luna, dos remos, una estrella, un sol y de una a cinco campanillas. En dependencia del camino, sus atributos pueden cambiar. Ochún Kolé lleva, además de todo lo anterior, cinco aguas, cinco carreteles de hilo, un machete, un mortero y una corona con veintiuna piezas.

Llevan cuentas amarillas o de ámbar. Ochún Olodí, Ibú y Ochún Gumíi llevan cuentas rojas, verde esmeralda o amarillo mate. Ochún Ikole las lleva ojo y ámbar. Las sartas que sólo llevan corales (iyón), pertenecen tanto a Ochún como a Yemayá.

Se le saluda por Yalodde.

La visten con una bata amarilla sujeta a la cintura por una faja que, sobre el vientre, lleva un peto en forma de rombo. Al borde del vestido tiene un festón de puntas con cascabelitos colgantes.

Los animales son gallos, palomas, guineos, jicotea, patos, chivos castrados, venados (cuando era amante de Ochosi), gallinas, codornices (en el camino de Ochún Ibú Akuara), pavos reales, canarios y caimanes.

Las comidas de Ochún son palanquetas de gofio con miel, melao y caramelos. Naranjas dulces de China, escarola, acelga, chayote, tamal, arroz amarillo y harina de maíz. Ekó, ekrú y olelé con azafrán. Alegrías de coco y todo tipo de dulces. Ochinchin, comida litúrgica que se le ofrenda en el río antes de la iniciación de un iyawó. Lisas, anguilas, mapos, dajaos, catibos, guajacones, biajacas, guabinas, camarones del río y langostinos. Todos estos peces y mariscos del río, ahumados, se le ponen como aché. La comida se sazona con almendros, berro, canistel, flor de agua, espinaca, perejil, boniato y calabaza.

Las flores son el girasol, guacamayos, botón de oro.

Los perfumes el beriberi y el sándalo.

Sus bailes son quizás, los más bellos y sensuales de todos. Al subirse, ríe como Yemayá y agita sus brazos para que suenen las manillas de oro. Sus manos bajan y corren a lo largo del cuerpo, como los manantiales y los arroyos descendientes de las colinas. A veces hace ademanes de remero y otras imita los movimientos de la que muele en el pilón. Generalmente danza con voluptuosidad y con las manos tendidas hacia delante, en imploración, y con sugestivas contorsiones pelvianas. Pide, exige oñi (miel), símbolo del dulzor, de la esencia amorosa de la vida.

Las afecciones que protege son las de bajo vientre y partes genitales, la sangre, el hígado y todo tipo de hemorragias.

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