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Clasificación de las aguas

Por su origen geológico:


a) Magmáticas

b) Telúricas

Las aguas magmáticas son primitivas. Surgen de una directa relación con filones metálicos o eruptivos. Sus temperaturas son elevadas, siempre superiores a 50º C. Tienen un caudal periódico, rítmico y constante, siendo asimismo constantes, su temperatura y su composición.

En este tipo de aguas, son comunes los elementos característicos de emanaciones metálicas, como boro, fósforo, arsénico, bromo, cobre, nitrógeno…

Por su parte, las aguas telúricas, denominadas también aguas de “infiltración”, pueden surgir de cualquier terreno. Su caudal es variable, según los regímenes de lluvia y estaciones del año.

Las temperaturas rara vez llegan a los 50º C. El grado de mineralización es de mediano a bajo y la concentración de minerales está en inversa proporción con su caudal. En las aguas “telúricas” existen sales de cal y de magnesio, cloruros, bicarbonatos, etc.

aguas termales

Por su conformación física:

Las clasificaciones universales imponen límites rígidos a la temperatura mínima del agua, para ser considerada “termal”. Aún así existen múltiples clasificaciones, pero la mayoría coincide con lo siguiente:

AGUAS FRÍAS Menos de 20º C
HIPOTERMALES O POCO FRÍAS De 21º a 35º C
MESOTERMALES O CALIENTES De 35º a 45º C
HIPERTERMALES Más de 45º C

Por sus Residuos Secos:
OLIGOMINERALES Menos de 0,2 grs./L
MEDIO MINERALES De 0,2 a 1,0 grs./L
MINERALES De 1 a 1,5 grs./L

¿Qué son los “iones”?

Son moléculas de substancias minerales, que por distintos factores se cargan de electricidad, positiva o negativa, pasando a ser, de partículas casi estáticas a elementos de gran energía, capacidad de combinación y considerable penetrabilidad en los organismos.

En la superficie de la tierra, hay gran acumulación de iones en porcentajes variables, de acuerdo al lugar, composición del suelo, etc. Los iones positivos son irritantes, provocan nerviosismo e irritación. Los iones negativos, en cambio, son sedantes.

Las aguas termales poseen alta carga de iones negativos que se deben, según las teorías mas conocidas (no necesariamente las más exactas) a la presencia, en diversos estratos del suelo, de pequeñas, muy ínfimas, cantidades de un material radiactivo, denominado radón.

Este emite rayos llamados “alfa”, de onda larga y escasa intensidad, que atraviesan las napas de agua, ionizándolas.

Los árboles toman la ionización por sus raíces y la dispersan a través de las hojas. En cuanto a los iones positivos, suben a la atmósfera formando un anillo o cinturón, a gran altura sobre la tierra.

Cuando se producen turbulencias en el aire (tormentas), descienden los iones positivos y al ponerse en contacto con los iones negativos de la superficie, se producen los rayos.

balnearios

Las aguas termales ¿Para qué sirven? ¿Cómo actúan?

Los beneficios obtenidos en tratamientos con aguas termales, no dependen exclusivamente del elemento “agua”, sino de una multiplicidad de estímulos: químicos, físicos y biológicos.

Los efectos químicos se encuentran relacionados con las substancias que posee el agua, que al estar en contacto con la piel, pasan por ósmosis al torrente sanguíneo.

Los efectos físicos se deben mayormente a la temperatura del agua, dado que ésta produce una vaso dilatación periférica, con la cual se mejora la oxigenación de los tejidos en la zona tratada y liberación de substancias que producen efecto antiinflamatorio y calmante del dolor, con relajación muscular, provocando una sensación de bienestar.

A su vez, cada sector del cuerpo humano tiene reacciones internas, fisiológicas, que les son propias, como una mayor o menor red de capilares sanguíneos, reacciones nerviosas, componentes químicos de los tejidos, etc. Por esta razón, por ejemplo, los pies sienten caliente, un baño que para el tronco es indiferente.

Los efectos biológicos se producen por la acción de la “flora” y la “fauna” hidrotermal, integrada por “macro” y “micro” organismos, en compleja unión. Esto se denomina genéricamente “biogleas” y está compuesta por decenas de miles de especies diferentes.

No hace demasiados años, se aisló un microorganismo – en la “Sociedad Internacional de Medicina Hidrológica” – estudiando precisamente lo que se llama “elementos intangibles” de las aguas termales.

Uno de estos organismos, del grupo de las “sulfobacterias” beneficiaba la piel humana. Avanzando en esa investigación, se supo que cuando una agresión, aún la mas pequeña, se produce sobre la epidermis, aparece una sucesión de reacciones biológicas en “cascada”, generadora de una cantidad de micro-traumatismos, que incluyen lo que se llama “inflamación celular”.

Estos micro-traumatismos, repetidos a lo largo del tiempo, son el origen del envejecimiento cutáneo. Las “biogleas” o “plancton hidrotermal”, no sólo aumentan el sistema de defensa y reparación de la piel frente a las agresiones externas (envejecimiento y deterioro) sino que ejercen una acción biológica sobre sus funciones vitales – además de otros órganos y sistemas – que mejora sensible y significativamente la tonicidad y tersura de la piel.

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