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Cuando la gente experimenta el enamoramiento, este suele empezar
como atracción. El deseo sexual puede formar parte de esa atracción. En
esta etapa, los adolescentes pueden soñar despiertos con salir con un
nuevo novio o una nueva novia. Y pueden escribir una y otra vez el
nombre de esa persona especial o pensar en ella al escuchar determinada
canción.

Seguro que lo sienten como si fuera amor. Pero todavía no lo es. No
ha habido tiempo para que desarrollen la intimidad y la proximidad
emocional necesarias para el amor. Dado que la atracción y el deseo
sexual son sentimientos nuevos y van dirigidos a una persona con quien
nos gustaría mantener una relación, no es de sorprender que confundamos
la atracción con el amor. ¡Es todo tan intenso, tan excitante y tan
difícil de entender!

La locura y la intensidad de la fase de la pasión y la atracción se
atenúan al cabo de un tiempo. Como cuando ponemos toda nuestra energía
en ganar una carrera, este tipo de pasión es estimulante pero demasiado
extrema para mantenerla eternamente. Si una relación está destinada a
durar, entonces entra en juego la intimidad. La intensidad pasional del
principio se puede atenuar, pero es sustituida por un profundo vínculo
afectivo.

Algunas de las formas en que las personas desarrollan la intimidad son:

  • Aprender a dar y recibir. Una relación sana
    implica un “toma y da” entre ambos miembros de la pareja, en vez de
    consistir en cuánto puede obtener una persona de otra o cuánto puede
    dar una persona a otra.
  • Expresar sentimientos. Una relación afectuosa y de
    apoyo permite expresar detalles personales —como preferencias y
    aversiones, sueños y preocupaciones, momentos de orgullo, decepciones,
    miedos y puntos débiles.
  • Escuchar y apoyar. Cuando dos personas se
    importan, se apoyan mutuamente cuando se sienten vulnerables o tienen
    miedo. No se hacen de menos o se insultan, incluso cuando discrepan.

Dar, recibir, abrirse y apoyarse son procesos bidireccionales: una
persona expresa un detalle personal y entonces la otra persona comparte
algo suyo, lo que hace que la primera persona se sienta lo bastante
segura como para compartir un poco más de sí misma. De este modo, la
relación se va convirtiendo gradualmente en un lugar para la
comunicación, la confianza y el apoyo mutuo, donde cada miembro de la
pareja sabe que el otro estará allí en los malos momentos. Ambos se
sienten aceptados y valorados por lo que son.

La pasión y la atracción que la pareja experimentó al principio de
la relación no desaparecen. Sólo evolucionan o varían. En las
relaciones sanas y duraderas, las parejas a menudo se dan cuenta de que
la pasión intensa viene y va en diferentes momentos de la relación.
Pero la intimidad siempre está ahí.

De todos modos, a veces las parejas pierden la intimidad. En los
adultos, las relaciones a veces se transforman en lo que los expertos
denominan “amor vacío”. Esto significa que la intimidad y la atracción
o pasión que se sintieron al principio desparecen, pero la pareja sigue
junta solo por compromiso. Esto no suele ocurrirles a los adolescentes,
pero hay otros motivos por los que una relación puede llegar a su fin.

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