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Los
niños son muy importantes para el dentista. Podemos sentar
fácilmente las bases de su salud dental para toda su vida.
Enseñar a cepillarse correctamente a un
niño es mucho más fácil que a un adulto. A los
adultos tenemos que hacerles olvidar los malos hábitos de toda
una vida. Las costumbres aprendidas en la infancia son un capital para
siempre. Evitar la pérdida de los dientes es más barato
que reponer los perdidos. Cuidando correctamente la boca desde el
principio, es factible mantenerla siempre sana.
La estética de la boca preocupa mucho
más a las madres actuales que a las de generaciones anteriores.
Por eso no hace falta insistir mucho en el aspecto de la correcta
colocación de los dientes. Sin embargo, sí que es
importante resaltar la importancia de unos dientes bien colocados desde
el punto de vista de la salud de la boca. Si recuerdan lo que dijimos
sobre la oclusión, ahí tienen otro motivo para sufrir los
“hierros” del ortodoncista. Si son conscientes de la importancia de una
correcta higiene, piensen en los rincones que quedan entre unos dientes
desordenados.
Todo ello hace que hoy la ortodoncia no sea un
tratamiento reservado exclusivamente a los niños. Los dentistas
tratamos cada vez más adultos.
El dentista especialista en niños se llama “odontopediatra”.
Su especialidad consiste en convencer a nuestros niños que se
dejen tocar por alguien tan temido como un dentista. Hace falta un
master en los EE.UU. para conseguir que algunos personajes abran la boca.

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