La albahaca es una planta a la que, antiguamente, se le daban propiedades protectoras y divinas sobre el hombre. Su aroma es muy penetrante, y nos recuerda olores de la infancia nacidos de la cocción lenta de verduras.
Pero no sólo nos aporta recuerdos, sino que es usada en tratamiento de infecciones respiratorias, asma, bronquitis, como así también en problemas de tipo intestinal.
Posee cualidades antisépticas, antibacteriales y antivirales. Y se la usa también, junto a otros aceites, para relajantes baños y masajes, ya que elimina el agotamiento que origina el estrés, revitalizando el organismo y dándole la energía que está necesitando.
Cada aceite tiene una característica propia, una identidad y aroma que le pertenecen. Si se los mezclan entre sí, surgen nuevas propiedades, enriqueciendo y potenciando sus beneficios.
En la antigüedad, se llamaba a los aceites “la quinta esencia de las plantas” y eran muy requeridos por los alquimistas. Si bien nunca se dejaron de usar, en los últimos años ha habido un resurgimiento de los mismos, y un reconocimiento absoluto de que su uso es beneficioso para el hombre y la mujer.