El
sulfuro de hidrogeno (H2S) es un gas incoloro, sofocante, muy tóxico.
Es ligeramente más pesado que el aire y puede acumularse a
concentraciones peligrosas en pozos, alcantarillas y lugares cerrados,
por lo que los extractores estarán situados en zonas bajas.
Se
produce en todos los lugares de putrefacción de sustancias sulfuradas
orgánicas y posee un fuerte olor pútrido, parecido al de los huevos
podridos. Es el componente principal de los gases tóxicos de las
cloacas, fosas para el abono, bodegas de barcos, ciénagas con
putrefacción, fosas de cementerios, etc. Tiene una amplia utilización
industrial, en la fabricación de curtidos, seda artificial e industria
química
En
las intoxicaciones crónicas producidas por inhalación prolongada del
tóxico, aparece cefalea progresiva, laxitud, vómitos, adelgazamiento,
astenia y mal estado general. Después de varios años de haber sufrido
la intoxicación pueden aparecer, como secuelas, defectos intelectuales,
alteraciones de los centros de la base del encéfalo o con síndromes
parkinsoniamos y alteración miocárdica. Con frecuencia hay irritaciones
del globo ocular (no rara entre los hiladores de las fabricas de seda
artificial mal ventiladas) y queratitis punteadas.