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Diversos especialistas , aseguran que existe una relación probada entre los problemas de la nutrición y el deterioro cognitivo.

Así,
las personas mayores son las más propensas a padecer déficits
nutricionales, los cuales pueden repercutir tanto en la salud física
como en la mental, pues con la edad la digestión y capacidad de
absorción de nutrientes empeoran. Numerosos estudios han asociado la
malnutrición a patologías como degenerativas como arterioesclerosis, infarto de miocardio, cáncer, osteoporosis, enfermedad de Alzheimer, Parkinson, cataratas, degeneración macular, trastornos gástricos y complicaciones de la diabetes, entre otras.

Las investigaciones realizadas en este ámbito indican que las vitaminas
antioxidantes como la E y C y otras del grupo B, la B6, B12 y los
folatos, contribuyen a reducir el riesgo de trastornos
neurodegenerativos relacionados con la edad. No obstante, nadie pone en
duda que, en la mayoría de los casos, el deterioro cognitivo es de
origen multifactorial.

En
este sentido, para la Dra. Marcela González-Gross, colaboradora
científica del Instituto de Nutrición de la Universidad de Bonn,
Alemania, es cierto que “cada vez es mayor la evidencia científica
que demuestra el papel de la nutrición en el desarrollo de múltiples
enfermedades crónicas
“, pero afirma que aún “son necesarios más
estudios longitudinales para establecer una posible conexión entre la
ingesta de nutrientes, en especial las vitaminas, estado de nutrición e
hipofunción cognitiva
“.

A
pesar de la necesidad de encontrar evidencias más concluyentes,
existen referencias estadísticas en las que se señala que
las vitaminas están implicadas en varios procesos causantes del
deterioro cognitivo y se pueden tomar determinadas medidas para reducir
el impacto de esta carencia sobre los trastornos neurodegenerativos.

Intervienen
en múltiples procesos metabólicos y su falta o
deficiencia provoca que éstos no se realicen apropiadamente. Las
personas mayores son las que más posibilidades tienen de padecer
las repercusiones, las cuales son más graves según
aumenta la edad del afectado.

Cabe
esperar que este problema vaya aumentando paralelamente al incremento
de las expectativas de vida. En la actualidad, existen más de 580
millones de personas mayores de 60 años y en las próximas dos décadas
se espera que esta cifra se duplique. Además, el sector que más va a
crecer dentro de este colectivo son los octogenarios, que llegarán a
ser más de un tercio de la población anciana mundial.

De todas las patologías degenerativas, la demencia
es la que tiene más prevalencia entre estas personas. Dada la
importancia de la nutrición, es necesario aumentar el control y
vigilancia de la dieta de los mayores, ya que las carencias en ellos
son más graves que en cualquier otra edad.

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