BOCIO. ¿Qué es y cuáles son los síntomas?
Bocio. Crecimiento anormal de la glándula tiroidea, debido a una alteración de los elementos que componen su tejido.
Localización anatómica: En la parte delantera del cuello y en contacto con su eje visceral.
Síntomas: Inflamación del tiroides que en algunos casos puede deformar el cuello del individuo, formación tumoral y hematomas internos. El enfermo suele ser muy ansioso, presenta signos habituales de fatiga y tiene problemas de alimentación.
Pronóstico (gravedad): Depende del tipo, aunque no será especialmente grave salvo en los casos de tener tumores; si bien debe vigilarse de forma constante mediante rigurosos chequeos médicos.
Causas: Carencia de yodo, mala alimentación, higiene deficitaria y falta de luz solar, entre otras.
Factores de predisposición: Los factores hereditarios son determinantes, aunque es más frecuente en mujeres que en hombres en una proporción de ocho a una.
Posibles complicaciones: Trastornos en el metabolismo, aparición de quistes, tumores o carcinomas, en cuyo caso la intervención quirúrgica será inevitable.
Tratamiento: Aporte especial de yodo, dieta vigilada y análisis médicos. Puede requerir intervención quirúrgica sobre la glándula.
Prevención: Consumo de sal común con yodo, chequeos médicos regulares y evitar consumir alimentos y medicamentos bociogénicos, que disminuyen la producción de la hormona tiroidea. Entre los alimentos se encuentran el repollo, la semilla de soja, las fresas, las espinacas y los rábanos.
Localización anatómica: En la parte delantera del cuello y en contacto con su eje visceral.
Síntomas: Inflamación del tiroides que en algunos casos puede deformar el cuello del individuo, formación tumoral y hematomas internos. El enfermo suele ser muy ansioso, presenta signos habituales de fatiga y tiene problemas de alimentación.
Pronóstico (gravedad): Depende del tipo, aunque no será especialmente grave salvo en los casos de tener tumores; si bien debe vigilarse de forma constante mediante rigurosos chequeos médicos.
Causas: Carencia de yodo, mala alimentación, higiene deficitaria y falta de luz solar, entre otras.
Factores de predisposición: Los factores hereditarios son determinantes, aunque es más frecuente en mujeres que en hombres en una proporción de ocho a una.
Posibles complicaciones: Trastornos en el metabolismo, aparición de quistes, tumores o carcinomas, en cuyo caso la intervención quirúrgica será inevitable.
Tratamiento: Aporte especial de yodo, dieta vigilada y análisis médicos. Puede requerir intervención quirúrgica sobre la glándula.
Prevención: Consumo de sal común con yodo, chequeos médicos regulares y evitar consumir alimentos y medicamentos bociogénicos, que disminuyen la producción de la hormona tiroidea. Entre los alimentos se encuentran el repollo, la semilla de soja, las fresas, las espinacas y los rábanos.